Hoy lunes trabajaremos un cuento y actividades relacionadas, os lo dejamos aquí para que sigáis trabajando lo en casa.
EL
OSO Y EL MADROÑO
Hace
muchos años en un lugar llamado Asturias nació un oso
Pardo.
Era muy bonito de color marrón y muy suave.
Unos
señores que trabajaban en un zoo se enteraron del nacimiento del
osito y fueron a buscarlo para capturarlo.
Cuando
el osito vio a los señores se asustó mucho porque tenían pinta de
ser muy antipáticos. Le cogieron y le montaron en un camión.
¡Así
se llevaron al pobre osito!
El
viaje fue muy largo. El osito estaba un poco mareado. Cuando el
camión pasaba por una ciudad llamada Madrid el osito salió
despedido en una de las curvas. El pobre voló por los aires y fue a
parar en medio de un campo lleno de árboles. Al principio estaba un
poco asustado por el golpe, pero cuando se recuperó quedo muy
impresionado con aquellos árboles tan bonitos.
¡Eran
madroños!
El
pobre oso no sabía qué hacer, empezó a andar y andar y andar hasta
que se encontró con una niña llamada Elisa. Elisa era una niña muy
guapa, llevaba un pañuelo blanco en el pelo con un clavel rojo y un
vestido precioso de lunares.
Elisa
empezó a acariciar al osito y en el momento se hicieron amigos.
Elisa
decidió que el osito tenía que tener un nombre y pensó que Pichi
sería un nombre precioso.
Elisa
llevó a Pichi a su casa porque pensó que tendría hambre. La abuela
de Elisa había preparado un rico cocido madrileño, con garbanzos,
pollo, chorizo, tocino, repollo, zanahorias y una sopa de fideos bien
calentita. De postre torrijas.
Elisa
pensó que lo siguiente sería buscar al oso un sitio para vivir.
Visitaron
varios lugares de Madrid: el Palacio de Oriente, pero era un sitio
muy grande para que viviera un osito tan pequeño; la Puerta de
Alcalá, pero pasaban muchos coches, la Catedral de la Almudena, pero
hacía demasiado frío dentro.
Elisa
y Pichi estaban cansados de tanto andar por Madrid, por eso se
sentaron en la Cibeles y aprovecharon para beber agua.
Por
último visitaron la Plaza Mayor donde merendaron chocolate con
churros. Decidieron que en este lugar había demasiada gente para
vivir.
Al
final Elisa decidió viviría que con ella y con su abuela en la
casita del campo rodeada de madroños.
Para
recordar esta aventura en Madrid tenemos una estatua de un oso
agarrado a un madroño.
¡Pedidle
a vuestros papás que os lleven a verlo!
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